Agrotorre

El edificio se desarrolló sobre un polígono irregular, donde tenía que compartir estacionamiento y cohabitar con las oficinas existentes. El programa requería atender las necesidades específicas de un conjunto de organizaciones agrícolas, y al mismo tiempo tener un sistema constructivo que permitiera cierta versatilidad en sus espacios.
Con estas premisas, se optó por diseñar el edificio con una configuración volumétrica sencilla, de estructura metálica y con materiales aparentes. Se destaca un gran volumen por encima de la planta baja que solo se ve interrumpido por dos grandes ventanales. Este volumen, un exoesqueleto de metal recubierto de malla perforada, ofrece contradictoriamente un aspecto sólido desde el exterior, pero una sensación de translucidez desde el interior. Su aplicación se fundamenta en la protección de la incidencia solar directa sobre el edificio, que se traduce en ahorro de energía.

El uso del acabado oxidado (intemperizado) en la fachada consigue reducir los costos de mantenimiento al mínimo. Asimismo, este material tiene una correspondencia natural con la paleta de colores que nos brinda el desierto. Esta relación también se aprovechó en las áreas exteriores con la aplicación del Xeriscaping, logrando una composición integral.