Hermosillo

Museo y biblioteca de la rectoría

Por Jesús Félix Uribe García

Construidos en la década de los cuarenta, por los arquitectos Leopoldo Palafox Muños y Felipe N. Ortega, respectivamente, estructuran en la actualidad el nodo más importante de la ciudad.

Perspectiva del edificio de rectoría

En los años de su construcción eran las “afueras” de una pequeña población. Al poniente, los campos agrícolas, al norte, un caserío disperso donde se ubicaba la zona de tolerancia. El viejo casco al sur, con sus casonas de la época del porfiriato y las familias de rancio abolengo. Dos jóvenes arquitectos proyectaron sendos edificios modernos en los arrabales de aquella pequeña población, calificada por el general Abelardo L. Rodríguez, como gobernador del Estado (1943-1949), como un “rancho grandote”. O algo por el estilo. El primero fue el edificio de Rectoría, con el general Román Yocupicio como gobernador del Estado, es proyecto del arquitecto Leopoldo Palafox Muñoz.

La cercanía con los Estados Unidos y su influencia en la cultura mexicana, los llevaría a seleccionar un estilo nacionalista para contrarrestarla. Por aquellos años, tanto la Secretaria de Educación Pública como la Iglesia Católica, estaban en campaña abierta para “mexicanizar” a los fronterizos con los Estados Unidos.
La estructura del edifico es racionalista, sobre la que se montó el escenario neobarroco de la fachada. Para su construcción, “importaron” cantera de Guadalajara, azulejo de Puebla, y otros materiales de otras regiones del país. El origen de los materiales, representa por sí mismo un apego a los valores nacionalistas.

Arq. Leopoldo Palafox Muñoz

Jugaron también con valores simbólicos en los siete escalones de acceso y en los siete arcos, representando a los Siete Sabios de Grecia. El arquitecto Palafox declaró, que al retomar el estilo nacionalista, pretendían contrarrestar la influencia de la cultura anglosajona.
El edificio de Rectoría, fue en su principio la Universidad. Al centro las oficinas del Rector y las administrativas. Los demás espacios eran los salones de clase.

El arquitecto Felipe N. Ortega, autor del proyecto del Museo y Biblioteca, era originario de Tehuacán, Puebla. Llegó a Sonora el 18 de agosto de 1941, invitado por el arquitecto Leopoldo Palafox Muñoz, para trabajar en la construcción del Edificio de Rectoría de la Universidad de Sonora.

Museo y biblioteca

Al frente del Gobierno del Estado, el general Abelardo L. Rodríguez. De la visión regionalista de Yocupicio, pasamos ahora a una visión cosmopolita. Rodríguez tenía un concepto de ciudad mucho más amplio. Concibió el edificio del Museo y Biblioteca como un espacio para promover al Estado.

En sus diferentes salas exhibirían los recursos naturales, la minería, la pesca, la agricultura y la ganadería. Es interesante notar que en su gubernatura diseñaron el actual escudo de Sonora, con los mismos motivos. ¿Un edificio de propaganda fide? Algo de barroquismo para estar a tono. 

Su hermano Salvador, colaboró en el proyecto del edificio y posteriormente lo utilizó para su tesis profesional. Es un juego de volumetría muy limpia, que contrasta con las elevadas arcadas y accesos de estilo barroco. En el interior de la biblioteca, una decoración art deco.
Los valores tradicionales de la sociedad, se trasladaron a la escalera de acceso del esbelto volumen sur. Por ésta, entraban los invitados distinguidos al lobby del auditorio para disfrutar de los eventos artísticos.

El común, teníamos que subir las monumentales escalinatas frontales. Cuando los invitados distinguidos hubiesen ocupados sus lugares en el interior del auditorio, entrabamos al lobby.

En un simbólico acto de rebeldía, los activistas de los movimientos estudiantiles de principios de los setenta, tomaron por asalto esta escalinata como un mini auditorio para sus asambleas. Posteriormente fue derribado, clausurada la entrada y en la actualidad es parte de la bodega de la Librería Universitaria. O tempora o mores, hubiera exclamado mi maestro de etimología grecorromana de la prepa central de la uni.

El Museo y Biblioteca, construido por el Gobierno del Estado y posteriormente cedido a la universidad, fue el primer gran centro cultural de la ciudad. Cede del Museo Regional de Sonora, de la Biblioteca Fernando Pesqueira, de la hemeroteca, de las academias de artes, de galerías de exposición y otros espacios. A el acudía lo más granado de la sociedad, a disfrutar de los concierto de la Sinfónica del Noroeste, OSNO, dirigida por el maestro Ximénez Caballero. Años después, la juventud ochentera, a los encuentros de jazz.

Arq. Felipe N. Noriega

Mirándose de frente, plaza Emiliana de Zubeldia de por medio, los edificios entablan un diálogo con la ciudad desde sus primeros años, en la década de los cuarenta del siglo pasado. El uno, narrando los valores nacionalistas y el otro llevándonos por los rumbos de la arquitectura internacional. Un dialogo que inició en las afueras de la ciudad. Su crecimiento y la traza del bulevar Abelardo L. Rodríguez a principios de los cincuenta y del bulevar Transversal, Bulevar Luis Encinas, los llevo a la altura de un ícono binario.
Dos edificios, dos universos distintos en lo formal y en su destino, dirigido cada uno a diferentes sectores de la sociedad, se complementan hoy, formando una unidad. Los arquitectos Leopoldo Palafox Muños y Felipe N. Ortega, envolvieron con la arquitectura estos dos universos. Uno hacia el interior de la uni y el otro hacia el exterior. Ambos, son el origen y principio de la Universidad de Sonora.

Clases en el salón de clases de rectoría

Perspectiva del Museo y Biblioteca.

Reconocimiento a arquitectos pioneros:

Leopoldo Palafox Muñoz, Gustavo Aguilar
y Felipe N. Ortega.

Autor:
Jesús Félix Uribe García
Arquitecto Urbanista

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