Ésta es una pregunta recurrente que generalmente nos hacemos, y claro está en que cada uno tendrá su visión y su percepción sobre este tema, debido a que existen varias características con las cuales se debe cumplir.
A continuación, daré mi opinión al respecto, y es que en este mundo que va tan aprisa, vamos perdiendo esta noción, pero entonces… ¿Qué es lo que hace a un buen arquitecto? ¿Que construya de manera sustentable? ¿Que sea muy moderno? ¿Que sea vanguardista? ¿Que sepa nuevas tendencias? ¿Que sea económico? ¿Que sea rápido? ¿Que sea responsable? ¿Que sea honesto?
Si bien, existen muchas variantes con las cuales se debe cumplir, éstas son solamente una parte de la formación. Pero la característica principal que debe tener es, a lo que yo le llamaría, saber interpretar lo que no te dice el cliente, claro, refiriéndonos a lo verbal. Uno debe aprender a percibir intuitivamente ciertos detalles en los que puede ayudar a mejorar al cliente.
A todos nos enseñaban desde la carrera, cuando realizábamos ejercicios de diseñar una casa, que el cliente tiene necesidades. Un ejemplo sería: En una casa, tener la necesidad de tres recamaras, cocina, comedor, sala etc.…
Si bien en la vida real pasa algo parecido, uno tiene un cliente, te cita y platican como él quiere la casa según sus necesidades. Te comentan que la quiere de dos recamaras secundarias, una principal con vestidor, una estancia, una sala… Y así sucesivamente hasta que te digan todo lo que quieren.
En el 90% de los casos te dicen prácticamente las mismas necesidades. Sin embargo, esto significaría que casi todas las familias son iguales, y no es así. He aquí la importancia de saber interpretar lo que no te dice el cliente.
Y es que no solamente se levantan las paredes para que puedan realizar una función específica en ese lugar. Debemos ayudar a fomentar el buen funcionamiento de la familia en el caso de las casas. ¿Qué quiero decir con todo esto?
Trataré de explicarlo con el siguiente ejemplo de un cliente que tuve hace varios años: Era una familia normal conformada por papá, mamá y tres hijos. Dos en la prepa y uno en la secundaria, ellos me dieron sus necesidades como casi la mayoría de las casas: Tres recamaras, baños, estancia, cuarto de lavar, sala, cocina amplia con barra porque ahí comían, y, por último, un comedor que no fuera muy grande “porque nunca lo usaban”, ok, hasta ahí todo estaba bien. Lo primero que pude ver fue la poca participación de los dos hijos que estaban en la prepa, estaban en su etapa de “rebeldía”, y el hijo menor les estaba siguiendo los pasos a los hermanos. No existía mucha comunicación en casa. Cada uno comía y se levantaba sin platicar mucho. Era necesario tener un espacio que fomentara la comunicación y el convivio de la familia.
Es así como decidí enfocarme en un espacio y darle esta función. ¿Qué espacio creen que tomé? Si, el tan olvidado y menos preciado comedor. Entonces sin decirles mucho, giré el funcionamiento de la casa al comedor. Me enfoqué en él como el espacio principal, buscando que fuera del tamaño correcto y cómodo, utilizando materiales cálidos y acogedores, con ventanales con vista hacia el jardín. Creando un ambiente fresco y agradable, una iluminación romántica de noche y así creando el lugar que. a lo mejor, anteriormente no tenían y les hacía tanta falta.
Hoy, casi 3 años después, sigo teniendo contacto con ellos. Me comentan y agradecen por ese espacio, inclusive me invitan a comer de vez en cuando. Ahí desayunan, comen y cenan todos reunidos. Ya el hijo menor está en la prepa, el mediano está en los últimos semestres y el mayor ya se encuentra en la universidad. Pero el cambio que note en ellos fue radical, todos platicando y comentando como les había ido en el día o sobre la escuela. Los de la prepa sobre que querían estudiar, el que está en la universidad aconsejándolos se sentía un ambiente sano y agradable.
Así también podemos ayudar, por ejemplo, en el caso de una oficina a que sea más productiva, a que un local comercial venda más, a que un consultorio médico se vea más profesional y sea más exitoso.
Quisiera cerrar este tema comentando que la función principal del arquitecto es exponenciar la función del espacio.
No se trata de vender un proyecto más, sino de ayudar a resolver necesidades que a veces el cliente no sabe que las tiene.
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